#alma dufour
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(PrR) (Al Mayadeen) - Left-wing French MP Alma Dufour said that there have been two assassination attempts on Jean-Luc Mélenchon, the leader of La France Insoumise political party [Unbowed France] by the French far-right and the Israeli regime
Dufour also said that they regularly receive death threats from Zionists and the French far-right.
Read more here: https://en.mdn.tv/8BHf
#palestine#free palestine#gaza#free gaza#jerusalem#current events#yemen#tel aviv#israel#french#france#alma dufour#jean luc melenchon
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I stop paying attention to French politics for like 1h and I come back to a (white) representative getting suspended from the National Assembly for brandishing a Palestinian flag during the questions to the government (the government was answering to the question “how can you look at yourself on a mirror if you support the massacres in Gaza and refuse to sanction Israel?” Question asked by a white female representative.)
Sébastien Delogu was escorted out by security for brandishing the flag. Being applauded by his party some of them starting even singing the “To arms, citizens, Form your battalions, Let's March, let's march!” Of the French anthem (starting it there is not an accident). He said that he doesn’t care about any sanction/punishment he would get for it because France is on the wrong side and it’s a duty to stand with the oppressed. He went on to quote Fanon on Twitter. “We are nothing on earth if we are not first and foremost the slave of a cause, that of people and that of justice and freedom. » ending his tweet with “No justice, no peace !”
I came back to a white female representative (the one with the question, Alma Dufour) calling out Meyer Habib (the representative of “French Israelis”). A white male representative (David Guiraud) almost getting into a fist fight with Meyer Habib and calling him a pig. Both of them telling him they will make sure he face justice for supporting a genocide. Guiraud then told to the journalists that after seeing so much horrors there’s only anger left to fight against this genocide and that all French people should be ashamed.
For context these representatives are the equivalent of US congressmen.
And in 20 minutes there’s a protest in Paris for Palestine.
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🔴➡️Alma Dufour (LFI) détruit Yael Braun Pivet et son avocat macroniste
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🔴➡️Athlètes israéliens 🇮🇱 : Alma Dufour met en PLS le plateau d'LCI
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J'écoute Alma Dufour et c'est du beurre de cacahuète à mes oreilles (je n'aime pas le miel).
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Dixit d'un psychopathe qui ne paye pas son alimentation et les nombreuses autres charges qui étouffent les Français !!
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UN CUENTO PARA EL ALMA
EL CUENTO DE LA LIBÉLULA
(Del libro "Cuentos para crecer y curar" de Michel Dufour).
"En el fondo de un viejo estanque vivía un grupo de larvas que no comprendían por qué cuando alguna de ellas ascendía por los largos tallos de lirio hasta la superficie del agua, nunca más volvía a descender donde ellas estaban.
Se prometieron una a otra que la próxima de ellas que subiera hasta la superficie, volvería para decirles a las demás lo que le había ocurrido.
Poco después, una de dichas larvas sintió un deseo irresistible de ascender hasta la superficie. Comenzó a caminar hacia arriba por uno de los finos tallos verticales y cuando finalmente estuvo fuera se puso a descansar sobre una hoja de lirio. Entonces experimentó una transformación magnifica que la convirtió en una hermosa libélula con unas alas bellísimas.
Trató de cumplir su promesa, pero fue en vano.
Volando de un extremo al otro de la charca podía ver a sus amigas sobre el fondo. Entonces comprendió que incluso si ellas a su vez hubieran podido verla, nunca habrían reconocido en esta criatura radiante a una de sus compañeras".
El hecho de que después de esa transformación que llamamos muerte, no podamos ver a nuestros familiares o amigos, ni comunicarnos con ellos, no significa que hayan dejado de existir...
"LA MUERTE, NO ES MÁS QUE UN CAMBIO DE MISIÓN"
Ella, la que sueña, la que escribe
#Porsimelees❤️
#nievesmorena#porsimelees#eneltexto#amar#escapealvacio#esperanza#vida#felicidad#corazon#amor#libélula
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UN CUENTO PARA EL ALMA
EL CUENTO DE LA LIBÉLULA
(Del libro "Cuentos para crecer y curar" de Michel Dufour).
"En el fondo de un viejo estanque vivía un grupo de larvas que no comprendían por qué cuando alguna de ellas ascendía por los largos tallos de lirio hasta la superficie del agua, nunca más volvía a descender donde ellas estaban.
Se prometieron una a otra que la próxima de ellas que subiera hasta la superficie, volvería para decirles a las demás lo que le había ocurrido.
Poco después, una de dichas larvas sintió un deseo irresistible de ascender hasta la superficie. Comenzó a caminar hacia arriba por uno de los finos tallos verticales y cuando finalmente estuvo fuera se puso a descansar sobre una hoja de lirio. Entonces experimentó una transformación magnifica que la convirtió en una hermosa libélula con unas alas bellísimas.
Trató de cumplir su promesa, pero fue en vano.
Volando de un extremo al otro de la charca podía ver a sus amigas sobre el fondo. Entonces comprendió que incluso si ellas a su vez hubieran podido verla, nunca habrían reconocido en esta criatura radiante a una de sus compañeras".
El hecho de que después de esa transformación que llamamos muerte, no podamos ver a nuestros familiares o amigos, ni comunicarnos con ellos, no significa que hayan dejado de existir...
"LA MUERTE, NO ES MÁS QUE UN CAMBIO DE MISIÓN"
Ella, la que sueña, la que escribe
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El Otro
El hecho ocurrió en el mes de febrero de 1969, al norte de Boston, en Cambridge. No lo escribí inmediatamente porque mi primer propósito fue olvidarlo, para no perder la razón. Ahora, en 1972, pienso que si lo escribo, los otros lo leerán como un cuento y, con los años, lo será tal vez para mí.
Sé que fue casi atroz mientras duró y más aún durante las desveladas noches que lo siguieron. Ello no significa que su relato pueda conmover a un tercero.
Serían las diez de la mañana. Yo estaba recostado en un banco, frente al río Charles. A unos quinientos metros a mi derecha había un alto edificio, cuyo nombre no supe nunca. El agua gris acarreaba largos trozos de hielo. Inevitablemente, el río hizo que yo pensara en el tiempo. La milenaria imagen de Heráclito. Yo había dormido bien; mi clase de la tarde anterior había logrado, creo, interesar a los alumnos. No había un alma a la vista.
Sentí de golpe la impresión (que según los psicólogos corresponde a los estados de fatiga) de haber vivido ya aquel momento. En la otra punta de mi banco alguien se había sentado. Yo hubiera preferido estar solo, pero no quise levantarme en seguida, para no mostrarme incivil. El otro se había puesto a silbar. Fue entonces cuando ocurrió la primera de las muchas zozobras de esa mañana. Lo que silbaba, lo que trataba de silbar (nunca he sido muy entonado), era el estilo criollo de La tapera de Elías Regules. El estilo me retrajo a un patio, que ha desaparecido, y a la memoria de Álvaro Melián Lafinur, que hace tantos años ha muerto. Luego vinieron las palabras. Eran las de la décima del principio. La voz no era la de Álvaro, pero quería parecerse a la de Álvaro. La reconocí con horror.
Me le acerqué y le dije:
—Señor, ¿usted es oriental o argentino?
—Argentino, pero desde el catorce vivo en Ginebra—fue la contestación.
Hubo un silencio largo. Le pregunté:
—¿En el número diecisiete de Malagnou, frente a la iglesia rusa?
Me contestó que sí.
—En tal caso—le dije resueltamente—usted se llama Jorge Luis Borges. Yo también soy Jorge Luis Borges. Estamos en 1969, en la ciudad de Cambridge.
—No—me respondió con mi propia voz un poco lejana.
Al cabo de un tiempo insistió:
—Yo estoy aquí en Ginebra, en un banco, a unos pasos del Ródano. Lo raro es que nos parecemos, pero usted es mucho mayor, con la cabeza gris.
Yo le contesté:
—Puedo probarte que no miento. Voy a decirte cosas que no puede saber un desconocido. En casa hay un mate de plata con un pie de serpientes, que trajo del Perú nuestro bisabuelo. También hay una palangana de plata, que pendía del arzón. En el armario de tu cuarto hay dos filas de libros. Los tres volúmenes de Las mil y una noches de Lane con grabados en acero y notas en cuerpo menor entre capítulo y capítulo, el diccionario latino de Quicherat, la Germania de Tácito en latín y en la versión de Gordon, un Don Quijote de la casa Garnier, las Tablas de sangre de Rivera Indarte, con la dedicatoria del autor, el Sartor Resartus de Carlyle, una biografía de Amiel y, escondido detrás de los demás, un libro en rústica sobre las costumbres sexuales de los pueblos balkánicos. No he olvidado tampoco un atardecer en un primer piso de la plaza Dubourg.
—Dufour—corrigió.
—Está bien. Dufour. ¿Te basta con todo eso?
—No—respondió—. Esas pruebas no prueban nada. Si yo lo estoy soñando, es natural que sepa lo que yo sé. Su catálogo prolijo es del todo vano.
La objeción era justa. Le contesté:
—Si esta mañana y este encuentro son sueños, cada uno de los dos tiene que pensar que el soñador es él. Tal vez dejemos de soñar, tal vez no. Nuestra evidente obligación, mientras tanto, es aceptar el sueño, como hemos aceptado el universo y haber sido engendrados y mirar con los ojos y respirar.
—¿Y si el sueño durara?—dijo con ansiedad.
Para tranquilizarlo y tranquilizarme, fingí un aplomo que ciertamente no sentía. Le dije:
—Mi sueño ha durado ya setenta años. Al fin y al cabo, al recordarse, no hay persona que no se encuentre consigo misma. Es lo que nos está pasando ahora, salvo que somos dos. ¿No querés saber algo de mi pasado, que es el porvenir que te espera?
Asintió sin una palabra. Yo proseguí un poco perdido:
—Madre está sana y buena en su casa de Charcas y Maipú, en Buenos Aires, pero padre murió hace unos treinta años. Murió del corazón. Lo acabó una hemiplejia; la mano izquierda puesta sobre la mano derecha era como la mano de un niño sobre la mano de un gigante. Murió con impaciencia de morir, pero sin una queja. Nuestra abuela había muerto en la misma casa. Unos días antes del fin, nos llamó a todos y nos dijo: “Soy una mujer muy vieja, que está muriéndose muy despacio. Que nadie se alborote por una cosa tan común y corriente”. Norah, tu hermana, se casó y tiene dos hijos. A propósito, en casa, ¿cómo están?
—Bien. Padre siempre con sus bromas contra la fe. Anoche dijo que Jesús era como los gauchos, que no quieren comprometerse, y que por eso predicaba en parábolas.
Vaciló y me dijo:
—¿Y usted?
—No sé la cifra de los libros que escribirás, pero sé que son demasiados. Escribirás poesías que te darán un agrado no compartido y cuentos de índole fantástica. Darás clases como tu padre y como tantos otros de nuestra sangre.
Me agradó que nada me preguntara sobre el fracaso o éxito de los libros. Cambié de tono y proseguí:
—En lo que se refiere a la historia... Hubo otra guerra, casi entre los mismos antagonistas. Francia no tardó en capitular; Inglaterra y América libraron contra un dictador alemán, que se llamaba Hitler, la cíclica batalla de Waterloo. Buenos Aires, hacia mil novecientos cuarenta y seis, engendró otro Rosas, bastante parecido a nuestro pariente. El cincuenta y cinco, la provincia de Córdoba nos salvó, como antes Entre Ríos. Ahora, las cosas andan mal. Rusia está apoderándose del planeta; América, trabada por la superstición de la democracia, no se resuelve a ser un imperio. Cada día que pasa nuestro país es más provinciano. Más provinciano y más engreído, como si cerrara los ojos. No me sorprendería que la enseñanza del latín fuera reemplazada por la del guaraní.
Noté que apenas me prestaba atención. El miedo elemental de lo imposible y sin embargo cierto lo amilanaba. Yo, que no he sido padre, sentí por ese pobre muchacho, más íntimo que un hijo de mi carne, una oleada de amor. Vi que apretaba entre las manos un libro. Le pregunté qué era.
—Los poseídos o, según creo, Los demonios de Fyodor Dostoievski—me replicó no sin vanidad.
—Se me ha desdibujado. ¿Qué tal es?
No bien lo dije, sentí que la pregunta era una blasfemia.
—El maestro ruso—dictaminó—ha penetrado más que nadie en los laberintos del alma eslava.
Esa tentativa retórica me pareció una prueba de que se había serenado.
Le pregunté qué otros volúmenes del maestro había recorrido. Enumeró dos o tres, entre ellos El doble.
Le pregunté si al leerlos distinguía bien los personajes, como en el caso de Joseph Conrad, y si pensaba proseguir el examen de la obra completa.
—La verdad es que no—me respondió con cierta sorpresa.
Le pregunté qué estaba escribiendo y me dijo que preparaba un libro de versos que se titularía Los himnos rojos. También había pensado en Los ritmos rojos.
—¿Por qué no?—le dije—. Podés alegar buenos antecedentes. El verso azul de Rubén Darío y la canción gris de Verlaine.
Sin hacerme caso, me aclaró que su libro cantaría la fraternidad de todos los hombres.
El poeta de nuestro tiempo no puede dar la espalda a su época.
Me quedé pensando y le pregunté si verdaderamente se sentía hermano de todos. Por ejemplo, de todos los empresarios de pompas fúnebres, de todos los carteros, de todos los buzos, de todos los que viven en la acera de los números pares, de todos los afónicos, etcétera. Me dijo que su libro se refería a la gran masa de los oprimidos y parias.
—Tu masa de oprimidos y de parias—le contesté—no es más que una abstracción.
Sólo los individuos existen, si es que existe alguien. El hombre de ayer no es el hombre de hoy sentenció algún griego. Nosotros dos, en este banco de Ginebra o de Cambridge, somos tal vez la prueba.
Salvo en las severas páginas de la Historia, los hechos memorables prescinden de frases memorables. Un hombre a punto de morir quiere acordarse de un grabado entrevisto en la infancia; los soldados que están por entrar en la batalla hablan del barro o del sargento. Nuestra situación era única y, francamente, no estábamos preparados. Hablamos, fatalmente, de letras; temo no haber dicho otras cosas que las que suelo decir a los periodistas. Mi alter ego creía en la invención o descubrimiento de metáforas nuevas; yo en las que corresponden a afinidades íntimas y notorias y que nuestra imaginación ya ha aceptado. La vejez de los hombres y el ocaso, los sueños y la vida, el correr del tiempo y del agua. Le expuse esta opinión, que expondría en un libro años después.
Casi no me escuchaba. De pronto dijo:
—Si usted ha sido yo, ¿cómo explicar que haya olvidado su encuentro con un señor de edad que en 1918 le dijo que él también era Borges?
No había pensado en esa dificultad. Le respondí sin convicción:
—Tal vez el hecho fue tan extraño que traté de olvidarlo.
Aventuró una tímida pregunta:
—¿Cómo anda su memoria? Comprendí que para un muchacho que no había cumplido veinte años, un hombre de más de setenta era casi un muerto. Le contesté:
—Suele parecerse al olvido, pero todavía encuentra lo que le encargan. Estudio anglosajón y no soy el último de la clase.
Nuestra conversación ya había durado demasiado para ser la de un sueño.
Una brusca idea se me ocurrió.
—Yo te puedo probar inmediatamente—le dije—que no estás soñando conmigo. Oí bien este verso, que no has leído nunca, que yo recuerde.
Lentamente entoné la famosa línea:
L’hydre—univers tordant son corps écaillé d’astres.
Sentí su casi temeroso estupor. Lo repitió en voz baja, saboreando cada resplandeciente palabra.
—Es verdad—balbuceó—. Yo no podré nunca escribir una línea como ésa. Hugo nos había unido.
Antes, él había repetido con fervor, ahora lo recuerdo, aquella breve pieza en que Walt Whitman rememora una compartida noche ante el mar, en que fue realmente feliz.
—Si Whitman la ha cantado—observé—es porque la deseaba y no sucedió. El poema gana si adivinamos que es la manifestación de un anhelo, no la historia de un hecho.
Se quedó mirándome.
—Usted no lo conoce—exclamó—. Whitman es incapaz de mentir.
Medio siglo no pasa en vano. Bajo nuestra conversación de personas de miscelánea lectura y gustos diversos, comprendí que no podíamos entendernos. Éramos demasiado distintos y demasiado parecidos. No podíamos engañarnos, lo cual hace difícil el diálogo. Cada uno de los dos era el remedo caricaturesco del otro. La situación era harto anormal para durar mucho más tiempo. Aconsejar o discutir era inútil, porque su inevitable destino era ser el que soy.
De pronto recordé una fantasía de Coleridge. Alguien sueña que cruza el paraíso y le dan como prueba una flor. Al despertarse, ahí está la flor.
Se me ocurrió un artificio análogo.
—Oí—le dije—, ¿tenés algún dinero?
—Sí—me replicó—. Tengo unos veinte francos. Esta noche lo convidé a Simón Jichlinski en el Crocodile.
—Dile a Simón que ejercerá la medicina en Carouge y que hará mucho bien... ahora, me das una de tus monedas.
Sacó tres escudos de plata y unas piezas menores. Sin comprender me ofreció uno de los primeros.
Yo le tendí uno de esos imprudentes billetes americanos que tienen muy diverso valor y el mismo tamaño. Lo examinó con avidez.
—No puede ser—gritó—. Lleva la fecha de mil novecientos setenta y cuatro.
(Meses después alguien me dijo que los billetes de banco no llevan fecha.)
—Todo esto es un milagro—alcanzó a decir—y lo milagroso da miedo. Quienes fueron testigos de la resurrección de Lázaro habrán quedado horrorizados.
No hemos cambiado nada, pensé. Siempre las referencias librescas.
Hizo pedazos el billete y guardó la moneda.
Yo resolví tirarla al río. El arco del escudo de plata perdiéndose en el río de plata hubiera conferido a mi historia una imagen vívida, pero la suerte no lo quiso.
Respondí que lo sobrenatural, si ocurre dos veces, deja de ser aterrador. Le propuse que nos viéramos al día siguiente, en ese mismo banco que está en dos tiempos y en dos sitios.
Asintió en el acto y me dijo, sin mirar el reloj, que se le había hecho tarde. Los dos mentíamos y cada cual sabía que su interlocutor estaba mintiendo. Le dije que iban a venir a buscarme.
—¿A buscarlo?—me interrogó.
—Sí. Cuando alcances mi edad habrás perdido casi por completo la vista. Verás el color amarillo y sombras y luces. No te preocupes. La ceguera gradual no es una cosa trágica. Es como un lento atardecer de verano.
Nos despedimos sin habernos tocado. Al día siguiente no fui. El otro tampoco habrá ido.
He cavilado mucho sobre este encuentro, que no he contado a nadie. Creo haber descubierto la clave. El encuentro fue real, pero el otro conversó conmigo en un sueño y fue así que pudo olvidarme; yo conversé con él en la vigilia y todavía me atormenta el recuerdo.
El otro me soñó, pero no me soñó rigurosamente. Soñó, ahora lo entiendo, la imposible fecha en el dólar.
El libro de arena , 1975
JLB
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RETRAITES - Meetings unitaire partout en France !
Retrouvez les meetings unitaires près de chez vous !
(Ordre chronologique. Liste mise à jour régulièrement avec les compléments d'informations et de nouvelles dates. )
PARIS - 25/01 à 19h30 Digital Village, 21 rue Albert Bayet. Avec Elsa Faucillon pour le PCF, Sandrine Rousseau (EELV), Arthur Delaporte ( PS), Sophie Taillé-Polian (EELV), Danielle Simonnet (LFI).
BEAUVAIS - 26/01 à 19h30 Salle du Pré-Martinet. Avec Stéphane Peu pour le PCF, Cyrielle Châtelain (EELV), Antoine Léaument ( LFI), Benjamin Lucas (Génération·s), Philippe Brun (PS).
AUXERRE - 27/01 à 19h - Salle de réception Jules Ferry rive droite. Avec Pascal Savoldelli pour le PCF, Florence Loury (EELV), Mani Cambfort (secrétaire départementale PS), Arnaud Legall (LFI).
NYONS - 27/01. Avec Jean-Marc Durand pour le PCF, Manuel Bompard (LFI), Marie Pochon (EELV).
MOULINS - 27/01 à 18h30. Avec Yannick Monnet pour le PCF, Marianne Maximi (LFI).
SOTTEVILLE-LES-ROUEN - 30/01 à 19h Salle buddicum. Avec Hubert Wulfranc pour le PCF, Alma Dufour (LFI), Gérard Leseul (PS), Julie Godichaud (conseillère municipale EELV).
TULLE - 30/01 à 19h30 Salle Latreille bas. Avec Nicolas Marlin pour le PCF, Damien Maudet (LFI), François Piquemal (LFI), Chloé Herzhaft (EELV).
LA COURNEUVE - 1/02 Salle des fêtes rue Gabriel Péri. Avec Soumya Bourouaha pour le PCF, Raquel Garrido (LFI), Fathia Keloua-Hachi et Stéphane Troussel (PS), parlementaire EELV.
SAINT-NAZAIRE - 1/02 à 20h Salle Alvéole. Avec Véronique Mahé pour le PCF, Matthias Tavel (LFI), Mathilde Panot (présidente du groupe parlementaire LFI), Philippe Brun (PS), Julie Laernoes (EELV), Arash Saedi (coordinateur national Generation·s).
DIEPPE - 2/02 à 18H Salle des congrès. Avec Sébastien Jumel et Fabien Gay pour le PCF, François Ruffin (LFI), Marie-Charlotte Garin (EELV).
LILLE - 2/02 à 19h. Avec Fabien Roussel pour le PCF, Marine Tondelier (EELV) ; Roger Vicot (PS), LFI, Generation·s.
TOURS - 2/02 à 19h30 Centre de vie du Sanitas, 10 Pl. Neuve avec Ian Brossat pour le PCF, François Piquemal (LFI), Charles Fournier (EELV), Evelyne Dourille-Feer, (économiste et membre d’Attac).
SAINT-AGATHON - 3/02 à 19h30 Salle de la Grande Ourse, 9 rue de Hent Meur. Avec Pascal Bonneau pour le PCF, Murielle LEPVRAUD, Manon AUBRY et François Piquemal (LFI), Hervé Guihard (Place publique), Gérard Mauduit (Ensemble), Christian Renard (POI), Tugdual Le Lay (Génération·s).
NÎMES - 10/02 à 19h Centre Andre Malraux 2 Avenue de Lattre de Tassigny 30000 Nîmes. Avec Fabien Roussel pour le PCF, Boris Vallaud (PS), Manuel Bompard (LFI), Raymonde Poncet (EELV).
CLERMONT-FERRAND - 10/02 à 19h Maison du Peuple. Avec André Chassaigne pour le PCF, Sophie Taillé-Polian (Génération·s), Christine Pires-Beaune (PS), Marianne Maximi (LFI).
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UN CUENTO PARA EL ALMA EL CUENTO DE LA LIBÉLULA (Del libro "Cuentos para crecer y curar" de Michel Dufour). "En el fondo de un viejo estanque vivía un grupo de larvas que no comprendían por qué cuando alguna de ellas ascendía por los largos tallos de lirio hasta la superficie del agua, nunca más volvía a descender donde ellas estaban. Se prometieron una a otra que la próxima de ellas que subiera hasta la superficie, volvería para decirles a las demás lo que le había ocurrido. Poco después, una de dichas larvas sintió un deseo irresistible de ascender hasta la superficie. Comenzó a caminar hacia arriba por uno de los finos tallos verticales y cuando finalmente estuvo fuera se puso a descansar sobre una hoja de lirio. Entonces experimentó una transformación magnifica que la convirtió en una hermosa libélula con unas alas bellísimas. Trató de cumplir su promesa, pero fue en vano. Volando de un extremo al otro de la charca podía ver a sus amigas sobre el fondo. Entonces comprendió que incluso si ellas a su vez hubieran podido verla, nunca habrían reconocido en esta criatura radiante a una de sus compañeras". El hecho de que después de esa transformación que llamamos muerte, no podamos ver a nuestros familiares o amigos, ni comunicarnos con ellos, no significa que hayan dejado de existir... "LA MUERTE, NO ES MÁS QUE UN CAMBIO DE MISIÓN".
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Valls se fait exploser par Alma Dufour elle le ridiculise
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Four
I set four place settings.
Dembe, Red, Tom, and Liz. Dembe didn’t show up, and Red made a toast before leaving. “Welcome home" for Tom.
Well, hold your judgment until you’ve tried it because I might end up killing us all. - Tom
I cut the dialogues down so this wouldn’t end up too long.
Four fireballs. Four pennies. Four is bad luck in Japan. Four names for you so far. Four eyewitnesses. Gold with four doors. Fourth row from the east wall. A four-hour erection. Seven victims in four years. It was four years ago. Sentence reduced to four years. Last four of your social. And next thing I hear, four shots. Four sold their settlements to Waterday. Land here in four hours. Four crew members were killed in the crash. She’ll have at least four bodyguards. So, the nurses on four made me promise. Alma said there was gonna be a goodbye party on the fourth floor. I’ve called four times, and I got crickets. And pushing Janet Jackson off her four-week reign. It took me four years to get to the Travel Agency. They’re pulling him out of the OR - four minutes (Tom). It’s four in the morning, the end of December. You’re one woman in the middle of a storm against the four of us. Because you know what the four of you against me in the woods is gonna be? You’re the fourth bank I’ve met today. No, there are four. Bronze, minted in 1943. I think I may have located the fourth penny. But so far, we’ve found four fires under investigation. Four spiders no gift. In Japanese, four is a homonym for death. Apparently the number four is bad luck in Japan. Who knew? A dear friend and contractor by the name of Bunyan Dufour. That limits us to four or five square miles of river. All teams, we have a level-four breach.
Four question marks in The Vehm dwindled to one after Liz’s coma. If I remember correctly, their repeated number last season was 36.
Agnes will be turning four at some point. I’m thinking Spring for “rebirth” to a boy.
Tastes like Spring, doesn’t it? Liz threw out the DNA test in 1x2.
And Liz was four on the night of the fire.
Wonder if they’ll start it with a welcome home to Agnes next season. The princess tiaras Tom spoke of to Howard. That’s when Tom came back to life to save Scottie. After Red warned him to stay clear of her. She was turning a year old. I wonder if Christopher was kidnapped for a reason. One of Scottie’s secrets. Perhaps they didn’t kidnap him to harm him, but to put him with someone “unconnected” to keep him safe. Firstborn children. Agnes is a firstborn Hargrave and a firstborn for Liz too.
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